lunes, 7 de diciembre de 2009

Basado en sucesos reales.

Introvertida, irreverente, alegre, así existes...plena, completa, así te observo a la distancia.

Te deslizas sutilmente entre las líneas de una historia; Historia de dos, tuya y mía, historia de nadie...de todos.

Insurrecta rebeldía que me domina, placidamente invadido, convencido, resignado a extrañar los momentos vividos, reídos...pasados.

Historia nuestra, que al igual que un texto, ve su narrativa pausada por un punto, suspendida en el ápice de su principio convertido en su final. Ipsofacto tu desprecio.

No hay mejor manera de realizar la consecuente descripción de la sintaxis de ésta historia, que recordando gustoso la forma en que mis brazos se acomodan a tu perfecta figura, en la que mis labios se acoplan de manera tan precisa con los tuyos. Soñando con el idilio de perderme en tu mirada, en tu sonrisa.

Magnificando de sobremanera el cálido recuerdo de tu nombre, de tu aroma, he de confesar que escribo con reproche una historia basada en sucesos reales.

Una irónica sucesión de circunstancias, canciones y palabras que solo toman forma cuando las predico a tu nombre. Narrativa expresa, cuyo clímax y desenlace se suceden sin pausa y sin prisa en una sola línea.

Confesión de un crimen

Desnúdate lentamente, casi al ritmo pausado de un largo suspiro.

Desprendete apaciblemente de las penas que te agobian, desprendete. Despojate de cada gramo de verguenza, de cada blasfemo indicio de pureza.

Impúdicos los ojos que te miran, benditas las manos que recorren extasiadas tu hermosa figura.

El pecado...tu cuerpo desnudo entre mis sábanas, inmóvil, perpetua en mi memoria.

La carne trémula, tibia...húmeda entre las sombras que de tu lecho brotan.

Nuestros cuerpos yacen así, reposando moribundos bajo espigas doradas que nacen de una cálida esfera.

Soy culpable,sentenciado a muerte tras devorar sin tregua tu desnuda espera.

Prepotente y altiva te levantas y vistes de nuevo tus virginales prendas; Los tambores en redoble anuncian el final, se ejecuta mi sentencia cuando te marchas...cerrando tras de ti la puerta.


viernes, 4 de diciembre de 2009

Abbas y el gato.

Había una vez un hombre llamado Abbas Farhid, matemático de profesión, graduado de la Universidad Real de Dubai. Desempleado por más de tres años, viviendo con su abuela Anjum, quien tenía una extraña fascinación por los gatos, sobrevivían con el poco dinero que obtenía haciendo trabajos temporales como mensajero.



Una tarde, mientras Abbas alimentaba a los gatos de su abuela en el jardín de su humilde casa, el más viejo de los gatos, un gato persa llamado Moyut, le habló, - Abbas, Abbas, escúchame-. Abbas no podía creer lo que estaba sucediendo, atónito y asustado, pensó haberse vuelto loco, -Esto no puede estar pasando, al fin me he vuelto loco-, repitió una y otra vez mientras el viejo gato persa le hablaba, -Abbas, escúchame, soy Moyut, gran Jádir de la esperanza y la voluntad, escúchame, pues tengo algo importante que decirte-.


-Tu desesperación por encontrarte en éstas circunstancias me ha alentado a mostrarme ante ti, no tengas miedo, solo fé -, Abbas se sentó asustado y pálido a escuchar lo que el gato tenía que decirle.



-Soy yo el gran Jádir, habitando el cuerpo de éste viejo gato, bajo la eterna encomienda de cuidar del linaje del último gran sultán…y eres tú el último eslabón en la cadena, así que he de cuidar de ti- dijo Moyut. Abbas, incrédulo, escuchó. –Has de dejarlo todo si quieres cambiar tu vida Abbas, déjalo todo atrás- , -Y mi abuela Anjum, ¿qué será de ella?- respondió Abbas. – Tu abuela tiene otra encomienda, he sido yo quien se lo ha pedido y mientras hablábamos, ella se ha marchado-



-Habrás de encontrarme junto a la ribera del río en tres noches, sin chistar, sin falta- y Moyut desapareció.



En el día señalado Abbas se encontró con el Jádir, quien le dijo, -Quítate las ropas y arrójate al río. Quizás alguien te salvará.-



Abbas lo hizo sin hesitar, aunque se preguntaba si se había vuelto loco. Puesto que sabía nadar no se hundió, pero fue arrastrado por las aguas largamente antes de que un pescador lo hiciera subir a su bote y le dijera, -Hombre loco, la corriente es muy fuerte, ¿qué estás tratando de hacer?- Abbas respondió, -Realmente no lo sé.



-Estás loco -dijo el pescador ,- pero te llevaré a mi cabaña junto al río, y veremos qué puedo hacer por ti.-



Cuando el pescador descubrió que Abbas hablaba bien, aprendió de él a leer y a escribir. En cambio le dio alimento y un lugar donde habitar. Abbas ayudaba al pescador en su trabajo. Después de unos pocos meses el Jádir volvió a aparecer, esta vez al pie de la cama de Abbas, y le dijo, -Levántate y deja a este pescador. Ya veremos qué se hace contigo.-



Abbas salió inmediatamente de la cabaña, se vistió como pescador y vagabundeó hasta llegar a una carretera. Cuando se hizo el día vio a un agricultor en un burro en su camino hacia el mercado.



-¿Buscas trabajo? -le preguntó el agricultor-, porque necesito a un hombre que me ayude para traer de vuelta algunas compras que debo hacer.



Abbas lo siguió. Trabajó para el agricultor durante casi dos años, tiempo en el cual aprendió bastante sobre agricultura, pero sobre ninguna otra cosa. Un atardecer, mientras estaba limpiando algodón, se le apareció el Jádir y le dijo, -Deja este trabajo, ve a la ciudad de Mosul y usa los ahorros para convertirte en un mercader de pieles.-



Abbas obedeció. En Mosul se hizo conocido como mercader de pieles y no volvió a ver al Jádir durante tres años. Había ahorrado una suma considerable de dinero y estaba pensando en comprar una casa, cuando el Jádir volvió a aparecer y le dijo –Dale tu dinero al mendigo que afuera se encuentra. Vete de esta ciudad. Ve tan lejos como Samarkanda, y trabaja allí como almacenero.



Abbas lo hizo. En realidad empezó a mostrar signos bastante ciertos de iluminación. Curaba a los enfermos, ayudaba en las cuentas de los mercaderes, no le daba importancia al dinero, servía a sus conciudadanos y durante su tiempo libre notaba que los misterios se iban profundizando en él cada vez más acentuadamente. Filósofos, hombres de negocios, lo visitaban y le preguntaban:



-¿Con quién estudiaste?-



-Es difícil decirlo -contestaba Abbas.



Sus discípulos le preguntaban:


-¿Cómo empezaste tu carrera?-



Él decía,-¿Carrera?, yo soy matemático, nunca imaginé hacer tantas cosas…tan distintas a las matemáticas, pero un día, simplemente abandoné todo.-



-¿Y lo abandonaste todo para dedicarte a trabajar en un almacén?-



-No. Simplemente lo abandoné, aunque aún en éste día ignoro la razón –decía Abbas.



La noche siguiente, el Jádir apareció de nuevo frente a Abbas. –Debes irte Abbas, continuar con tu camino-, le dijo. -Cuando llegues a la cañada, enciende antorchas a lo largo del borde y espera, solo espera.-



Abbas hizo tal y como el Jádir le ordenó, encendió antorchas al borde del precipicio y aguardó, paciente, hasta caer dormido. Al caer la penumbra de la noche, el sonido de un carruaje lo despertó de golpe, una carroza se dirigía velozmente hacia el desfiladero, pero al ver las antorchas encendidas que Abbas había colocado, logró girar a tiempo y evitar así caer.



En el carruaje viajaba Al Samudi, gran Jeque de Dubai, quien al descender del carruaje preguntó, -¿Quién ha sido al que encendió éstas antorchas?- Abbas se presentó ante el Jeque, -Fui yo señor mío-, El Jeque, agradecido con Abbas por haber salvado su vida, le ofreció escolta hasta el gran palacio, Abbas…aceptó.



Tras haber ofrecido una cena en gratitud por haber salvado su vida, el gran Jeque le preguntó a Abbas – ¿A qué te dedicas Abbas Farhid?-, - Por ahora…a nada señor, he hecho muchas cosas, mas ahora no sé que será de mí-.



-Necesito de alguien que sea mi consejero Abbas, necesito de alguien sabio, pero que además de tener sabiduría, sea capaz de aconsejar en las tareas del campo, que conozca las técnicas para trabajar las pieles y hacer armaduras para la guardia, que asesore en las tareas de pesca y a quien no le pese dar dinero al desvalido. Que sepa organizar los almacenes reales y que sobre todo, conozca los números y ayude con ellos a la administración de nuestros recursos-, Abbas, emocionado dijo, - Yo soy su hombre mi gran señor, a lo largo de mi caminar, he aprendido todas y cada una de las habilidades que usted necesita de mí-, El Jeque, emocionadamente, lo nombró en el instante consejero real.



Abbas preguntó al monarca, -Disculpe gran señor, ¿pero qué fue del antiguo consejero?, todos en el pueblo sabían que era un hombre muy sabio y muy capaz-, El monarca respondió,- Era un hombre sabio ciertamente, pero muy viejo, inexplicablemente, en el camino de vuelta se encontró con una mujer, casi tan vieja como él, la mujer y mi hasta entonces consejero se habían conocido en su juventud, alguna vez estuvieron enamorados y sin titubear, decidió dejarlo todo e irse lejos con ella, querían pasar sus últimos días juntos, como alguna vez se lo prometieron el uno al otro.-



-Vaya historia de amor- susurró Abbas sintiendo una extraña calma en su corazón. El gran Jeque dijo antes de retirarse a sus aposentos,- Una historia digna de ser escrita ciertamente Abbas, la historia de Alad el consejero y su eterno amor…Anjum.-

lunes, 9 de noviembre de 2009

Respira profundo...y camina conmigo, antes de morir en tu recuerdo.

Respiro profundo, tan profundo como me es posible. No es suficiente, aún me siento sofocado, saturado en cada respiro por la ausencia de razón suficiente; Razón para dejar de lado las banalidades de mi propio ser, dejar de lado todo aquello que me pesa, todo ese lastre que me arrebata paso a paso las ganas de dar un paso más...y otro más.

Respira profundo, tan profundo como te sea posible si es que de verdad deseas acompañarme en el camino através de la penumbra, a lo largo de las inmisericordes veredas de mi pensamiento, a lo alto de las borrascosas cimas de mi ególatra sentir, paulatino desprecio de mi abnegado yo. Pues tu amigo ha muerto...solo quedo yo, solo yo.

Profano deseo, el que intempestivamente me levanta de mi lecho moribundo; He de buscar mi mejor rostro, el menos resquebrajado...el menos sombrío, para poder mirarme al espejo, para poder mirarte a ti. Se me han terminado las sonrisas hipócritas y fingidas, lo lamento, pero no me compadezcas...lo lamento por ti.

De mis labios se sujetan todas esas palabras que nunca fueron dichas, de mis manos escurren todas aquellas caricias que nunca fueron dadas. De mis ojos lloran todas las miradas fijas y profundas que nunca quisiste...que nunca pudiste ver.

Asomate a la calle y respira profundo, tan profundo como te sea posible, así podrás notar el aroma a muerte que dejó mi ser. Se fue, entre llanto y alegrías, solo quedo yo...solo yo. Ya no hay simulacros, ni falsedades. Ya no hay máscaras ni rodeos, solo ha quedado lo más oscuro de mi ser, con su absoluta e innegable autenticidad, con su blasfemo desprecio por la farsa...¿tu farsa?.

Entregate al último suspiro antes de caer dormida; Entregate al fugaz deseo que recorre tu espina...deseo por ser mirada, por ser tocada...amada, por ese extraño y non santo ser. Puedes, debes ser participe del irreverente juego de seducción, sujeta mi mano con fuerza si te da miedo la caída, abrazate a mi moribundo cuerpo si te da miedo perderte entre las nubes, entre la duda.

No tengas miedo...de nada, no tengas miedo de nadie, no tengas miedo de mí, no tengo miedo de ti. No habremos de temer más, no habrá ya penurias ni paupérrimas visiones de nobleza, solo la quietud de nuestros cuerpos fundidos en un solo ser, seremos cómplices en la tragedia, en la divinidad.

La honestidad de mi maligno yo te lo asegura, lo jura por la crueldad de tus miradas duras, tus palabras lacerantes, tu inquietante desprecio, que extrañamente, impulsan a mis raquíticas manos a escribir poesía pagana a tu nombre...a tu recuerdo, tu anhelo.

He de esperar sentado, en mi infernal trono de promesas por ti. Con mi corazón sangrante en una mano...y los panfletos saturados de promesas y poesía en la otra. He de esperar por ti...por mí. Solo desearía...poder conocer tu nombre, tu rostro...o poder escapar de aquí.


sábado, 3 de octubre de 2009

Receta Infalible #1 de un metalero

En contadas ocasiones me he preguntado,¿Qué se necesita para amar?, amar deveras. La gente suele preguntarme si alguna vez he amado; La verdad es que ignoro lo que para ellos signifique la palabra...o el acto, no me importa.

No sé si lo pregunten porque ignoran que en casos sorprendentes, hay una buena persona debajo de una camiseta negra con la portada del "God Hates Us All" de Slayer en el frente y una actitud de, como yo le llamo, "valemadrismo" absoluto que figura aveces en lo rudo e insensible, percibiendose con un ánimo violento y desbordado.

Quizá ignoran que muy apesar de ser metalero y hacer headbanging...y levantar el puño, dar uno que otro golpecito en el moshpit y disfrutar de una cerveza escuchando heavy metal, puedo ser capaz de externar lo que siento, sin necesidad de terminar la frase con un "¡ahuevo!" o "¡hell yeah!".

Tanto puedo hacerlo, que me doy el grato lujo de escribirlo, decirlo.Tan capaz soy de sentir como cualquiera. Abrazo a mi madre cada vez que puedo verla, puedo decir "te quiero" a mis carnales y a mis amigas, puedo decirle a una chica especial...que convencidamente, me he enamorado de ella. Puedo pensar en ella todo el día y apesar de saber que ella no piensa en mí,seguir pensando en ella.

No diré que es fácil, porque no lo es; Es una relación simbiótica de complicadas proporciones; Conjugar todo lo que puedo ser en un solo individuo. Por un lado, el Andrés insensible y cabrón, que maldice y mienta madres por montones, a quien no le importa partirle la cara a algún imbécil que quiso pasarse de listo...o de idiota; Creo que lo conocen, le apodan Boludo. Por otro lado, está el Yang de ese individuo metalero y mal hablado, Andrés...simple y llano, el que espera sin esperar nada, el que lo da todo, sin esperar nada. El que dice "te quiero" y " te amo", el que escribe cosas sentimentalonas...que le escribe al recuerdo y al anhelo.

Me gusta ser ambos, cada uno de mis "yo´s" tiene su lugar y su momento. Aunque deben saber...y tenganlo muy claro, que a cualquiera de ambos, pueden preguntarle de su vida y lo que siente, no importa cómo se vean o cómo vistan.

Así que, para todas aquellas personas que ingenuamente piensan que un "metalero" no es capaz de sentir afecto alguno por persona alguna les digo, no sean ingenuas...ignorantes, no juzguen nunca un disco por su portada, ni a una buena persona por su pinta o su facha,total, si les da miedo, ábranse, si quieren aprender...acérquense.

¿Quieren saber si alguna vez he amado?, pues no lo sé...me gusta pensar que sí; Si acaso lo he hecho, lo he disfrutado enormemente, si no ha sido así...solo me hace anhelarlo más aún, debe ser genial, pero creo que mi receta patentada me ayudará a conseguirlo algún día, pueden usarla si gustan...si pueden, " Una cucharada de coraje y carisma, dos puñitos de paciencia...o tres...o cuatro, un chorrito de alegría por cada media taza de entrega absoluta y agíten bien hasta conseguir disolver toda señal de duda, pasen por un colador de malas experiencias y tontas desconfianzas", cómo quieran servirlo... es cosa suya porque:

"Para amar,para amar deveras
desprendete de todo lo que sabes,
olvida todo lo que tienes,
entrega todo...
lo que anhelas"

lunes, 25 de mayo de 2009

Tu recuerdo no me trata suavemente.


"No quiero soñar mil veces las mismas cosas...ni contemplarlas sabiamente"; Así lo dice Soda Stereo, lamentablemente las cosas no son así. No me tratas suavemente.

Aveces parece no importar cuanto quisiera uno dejar todo atrás, olvidar aquellos sutiles y sin embargo tan significativos aromas,las risas que no paraban, la calidez de ese abrazo fraterno y cariñoso, los nombres y los rostros. La voluntad se vuelve férrea,la determinación...nada la doblega. Irónicamente,sin importar cuanto esfuerzo inviertas en la tarea...de nada sirve.

Si bien en ocasiones,muy contadas por cierto, he logrado escapar de todo recuerdo y toda pena,al estar recostado en la cama, dar un último respiro de conciencia y cerrar los ojos de manera ingenua,pensando en que solo voy a ver penumbra frente a mí, aparecen de entre la espesa oscuridad facciones que parecen similares; Me pregunto de quien es ese rostro...

Que tonto fui...al pensar ilusionadamente que podría escapar de tí,de tan placentero tormento. Busco cualquier herramienta que esté a mi alcance para arrancarte de los muros, para apagar esa narcótica voz en off...que me hace sentir una lágrima furtiva rasgando mi mejilla; La cual termina suavemente en mis labios...justo como solías hacerlo tú. ¿Por qué te veo así...de forma difusa y sin claridad?, ¿ acaso no te vi lo suficiente cuando debí hacerlo?...no logro ensamblar tu rostro en la oscuridad,no hay luz...no hay nada. Y cuando abro los ojos para dejar entrar un poco de luz...ya te has ido, en aquel tren que tantas noches abordamos.

Me he cansado de escribir letras para tí, letras que sé que no habrás de leer jamás. Así que es esta la última vez...lo juro por el recuerdo que vuelve a mí cada noche en vela. Lo juro por tu rostro y por tu aroma...aroma a olvido.

Ahora me dejaré flagelar por la paradoja de mis sueños,sé que nunca voy a escapar de tí...así que pienso dejar de huir.








domingo, 3 de mayo de 2009

...de muchas horas y epidemia.

Muchas horas he pasado sentado,esperando ausente de mi mismo algún evento inesperado, sin importar la naturaleza de este...sea bueno o sea malo; Solo algo que me devuelva a la realidad,algo que arranque mis pupilas de esas intrínsecas 24 pulgadas y me devuelva un poco de razón.

He ocupado mis perfectamente saludables horas de epidemia en formular supuestos de una muy tangible realidad. Supuestos que al final de la hora consecuente no parecen tan supuestos en verdad.

Ideas y quejumbrosas propuestas de entretenimiento aplazadas, postergadas una a una por los enormes ánimos de no hacer nada,pero hacerlo todo. Escapar por un instante de la compleja monotonía de una realidad absurda que lentamente consume los impulsos de acabar con todo, mas pareciera que es la misma monotonía la que transforma la animosidad en un ente suicida, homicida de todo impulso creativo.

¿En dónde quedó el ruido, la trepidante vida y el holocáustico bullicio de la naturaleza humana?.

Ésto es el eterno retorno de lo idéntico...así habló Zaratustra, así fallece la caótica ciudad del hombre.

Calles vacías, pasos ausentes, miradas ausentes; no hay a quien mirar, nadie con quien gritar. Impetuosa juventud en represión, absteniendose de la corrosiva imaginación de lo absurdo...

Así figura cada día, así pasa la epidemia por mis horas. Pasa conmigo abnegado y persistente...pasa contigo, pasas ausente.

Cuando todo pase, se merecen los abrazos, se merecen los tragos en lo alto, se merece una mirada sin romanticismo, miradas que aguardaron horas enteras, horas secas, horas de epidemia...para ser usadas.