Desnúdate lentamente, casi al ritmo pausado de un largo suspiro.
Desprendete apaciblemente de las penas que te agobian, desprendete. Despojate de cada gramo de verguenza, de cada blasfemo indicio de pureza.
Impúdicos los ojos que te miran, benditas las manos que recorren extasiadas tu hermosa figura.
El pecado...tu cuerpo desnudo entre mis sábanas, inmóvil, perpetua en mi memoria.
La carne trémula, tibia...húmeda entre las sombras que de tu lecho brotan.
Nuestros cuerpos yacen así, reposando moribundos bajo espigas doradas que nacen de una cálida esfera.
Soy culpable,sentenciado a muerte tras devorar sin tregua tu desnuda espera.
Prepotente y altiva te levantas y vistes de nuevo tus virginales prendas; Los tambores en redoble anuncian el final, se ejecuta mi sentencia cuando te marchas...cerrando tras de ti la puerta.
Desprendete apaciblemente de las penas que te agobian, desprendete. Despojate de cada gramo de verguenza, de cada blasfemo indicio de pureza.
Impúdicos los ojos que te miran, benditas las manos que recorren extasiadas tu hermosa figura.
El pecado...tu cuerpo desnudo entre mis sábanas, inmóvil, perpetua en mi memoria.
La carne trémula, tibia...húmeda entre las sombras que de tu lecho brotan.
Nuestros cuerpos yacen así, reposando moribundos bajo espigas doradas que nacen de una cálida esfera.
Soy culpable,sentenciado a muerte tras devorar sin tregua tu desnuda espera.
Prepotente y altiva te levantas y vistes de nuevo tus virginales prendas; Los tambores en redoble anuncian el final, se ejecuta mi sentencia cuando te marchas...cerrando tras de ti la puerta.
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